Además, las personas activas se encuentran en mejor forma física, pues tienen más fuerza, más flexibilidad, más resistencia y una mejor coordinación.
Todo lo anteriormente dicho tiene que ir acompañado de una buena alimentación.
No se trata sólo en comer un par de frutas al día y ya sino de conocer la diferencia entre las grasas buenas y las malas, prestar más atención a la variedad, leer las etiquetas de los productos que adquirimos y verificar las proporciones de los alimentos que se consume. Es decir, es necesario convertir en costumbre la correcta selección nutricional.
Si, durante años, se ha tenido malos hábitos nutricionales, no será fácil cambiarlos de la noche a la mañana. Sin embargo, gradualmente se podrá mejorar la dieta hacia una más saludable
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